NUESTROS OLIVOS ENCARAN LA RECTA FINAL HACIA LA COSECHA

NUESTROS OLIVOS ENCARAN LA RECTA FINAL HACIA LA COSECHA

Cuando el calendario se aproxima al otoño, los olivos de La Rioja entran en una de las fases más decisivas del año. En los campos de nuestra localidad, Aldeanueva de Ebro,  y alrededores, las aceitunas ya están formadas, firmes en sus ramas, a la espera de completar su ciclo natural. Ahora, la clave está en que consigan ganar peso y comenzar su proceso de maduración.

Esta etapa resulta especialmente sensible: las olivas necesitan, por un lado, precipitaciones ligeras que hidraten el terreno y, por otro, temperaturas suaves que acompañen su desarrollo sin provocar estrés en la planta. Son factores que marcan la diferencia entre una cosecha equilibrada, con frutos de calidad, y otra más limitada en cantidad o propiedades.

Los agricultores miramos al cielo con atención. Las lluvias de final de verano no solo refrescan los olivares, también favorecen que la aceituna acumule jugos y obtenga las condiciones óptimas para producir un aceite de gran intensidad y sabor. En cambio, un exceso de calor o la ausencia prolongada de agua podrían frenar el engorde del fruto y comprometer parte del rendimiento.

En Almazara Riojana seguimos de cerca esta evolución, conscientes de que el trabajo de todo un año se concentra en estos meses previos a la recolección. La paciencia y el cuidado del olivar se unen a la esperanza de que la naturaleza brinde el equilibrio necesario para que el fruto llegue en el mejor estado posible a la almazara.

Dentro de poco, comenzará el esperado momento de la cosecha: un tiempo de esfuerzo compartido, de tradición y de ilusión por transformar cada aceituna en ese aceite de oliva virgen extra que identifica la esencia de nuestra tierra riojana.